No sé si a tí te pasa, pero en mi caso nunca hubiera pensado que cabría el sentido del humor en mi proceso de dolor.
Una vez, en una potentíisma clase de yoga mi profesora se puso a reir a carcajada limpia. En principio pensé ¿qué hace? y luego seguido, me puse a reir con ella al tiempo de sentir el dolor. ¿De locos? Te lo cuento en este artículo.
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«La diferencia entre lo que hacemos y lo que somos capaces de hacer, bastaría para solucionar la mayoría de los problemas del mundo»
Mahatma Gandhi
Los procesos de completitud femenina conectan la mujer que ahora muestras con aquella mujer en la que te quieres convertir.
Conectan tus miedos e inseguridades con el poderío y la seguridad y es que cuando creemos que somos incompletas es como tener una herida quecada vez es más y más grande.
Es como tener una herida en la que todos los golpes van allí, y por poco que te rocen en esa herida, el dolor no desaparece porque se reabre con cada pequeño acercamiento. El proceso de completitud es el proceso de curación de todas tus heridas, para sanar tu alma insegura y volver a confiar en tí y en tu poder. Por ello, vamos al lio jefaza.
De qué te hablo hoy
Hoy te traigo un tema que no te va a dejar indiferente y es que es uno de los temas que al menos en mi propio proceso, cambió mi perspectiva de los procesos de transición hacia mi completitud como mujer. Yo recuerdo que durante todo mi viaje, me sentía enfadada con el mundo, me sentía tan sola y tan cuestionada que me revelaba contra la gente ensalzando sobretodo mi malestar y mi inquietud.
Si hacía yoga y una postura no me salía, me enfadaba, si le contaba a mi amiga mi preocupación y no me sentía escuchada, me enfadaba, vivía la vida enfadada.
Era curioso porque en la mayoría de casos era yo quien había elegido ese camino con el que luego me enfadaba por no cumplir con mi propósito y la verdad ya empezaba a dudar de que estuviera haciendo aquello que debía hacer.
Cuando empecé a practicar kundalini yoga, descubrí un secreto: la fuerza que tiene la mente sobre el cuerpo. La fuerza de nuestra mentalidad, lo es todo y además esa fuerza mental la podía desarrollar mucho más si incluía en ese «entrenamiento» el sentido del humor.
¿Me crees?
Es un cambio de paradigma mental tan grande, que realmente parece transitar un desierto, pero en realidad no es así, se trata como en todo cambio de mantener ese nuevo hábito en el tiempo, sin desistir. Se trata pues de integrar el sentido del humor en tus procesos de transición hacia tu completitud.
A qué le llamo completitud
Desde mi punto de vista ser una mujer completa, es una de las palabras que más definen a lo que me dedico. Para mi la completitud es el adjetivo que describe a una mujer confiada, segura, serena, plena, orgullosa de quien es, sensual, determinada, con credulidad, con vigor, en definitiva, una mujer completa.
La completitud femenina, es el adjetivo destinado a mujeres plenas que se construyen desde la identidad de saber quienes son y lo defienden a toda costa.
La gran diferencia de vivir desde la completitud a vivir desde la necesidad, puede derivar en la causa de infinitas dependencias emocionales y con ello relaciones tóxicas.
Es una actitud de vida que te convertirá en jefaza de la vida que te dé la gana vivir.
Te propongo un juego en tu proceso
Hoy quiero que te aventures a jugar desde una mirada abierta a nuevas opciones, por ello es importante que te abras a nuevas aventuras. Solo cuando cambies tu forma de hacer, cambiará tus resultados y con ello tu estado de ánimo, pero, ¿y si somos nosotras las que invertimos los términos?
Te propongo incorporar a tu estado de ánimo, el sentido del humor y con ello lo que estamos provocando es incitar al resultado, es una manera de provocar el resultado para conseguir aquello que deseamos.
La verdad es que muchas veces nos dejamos llevar por la ruta marcada de las emociones y no sabemos cómo hacernos cargo de nuestras propias emociones y utilizar el llamado libre albedrío, por ello, vamos a introducir en el proceso de completitud una mirada consciente al humor, una mirada racional a la emoción de la ironía, el humor y la sátira.
Cómo lo veo yo
Ya, ya sé que estás pensando que me he vuelto loca. ¿Cómo voy a introducir el humor en este drama que estoy viviendo Paloma?
Sé que te está sonando raro, pero lo que tengo claro, es que necesitas cambiar el paradigma.
Lo que a veces sentimos como dramático, en ocasiones lo podríamos relativizar, en ocasiones le podemos quitar hierro y en ocasiones le podemos poner hasta un toque burlesco, ¿estamos de acuerdo?
No te hablo de situaciones de drama relevante o que no tengan solución, estoy hablandote del resto de «problemas», venga, no me digas que no podrías sonreirle un poco a eso que hace unos minutos veías como el drama de tu vida.
A mi me costó un montón reirme de mis propios anclajes al drama, te lo aseguro, pero desde la razón introduciendo este nuevo hábito, ahora casi te diría que me rio de cada cosa que me pasa como si de una peli de tarantino se tratara y a veces me pregunto, ¿qué pensará la gente cuando le cuentas este drama riendote a carcajada limpia? Pero en seguida se me pasa y sigo riendo.
Te lo acerco en este video
Para qué te sirve el sentido del humor
¿Por qué te hablo hoy del sentido del humor?
Porque después de haber pasado más de 7 años entre una profunda tristeza y un continuo enfado, descubrí que ni una emoción ni la otra me acercaban a mostrar la mujer que yo deseaba, de hecho, conseguía todo lo contrario.
Cada vez que yo me entristecía por algo, mi sistema más íntimo se alejaba de mi. Cada vez que me enfadaba, mi sistema más íntimo me daba mi espacio. Conclusión: ni una emoción ni la otra me hacía que lograra encontrarme mejor, ¿qué podía hacer?
No me quedaba otra opción que cambiar de forma radical y alejarme tanto de la tristeza como del enfado.
En ese acto de soltar ambas emociones, me abrí a una nueva experiencia a través del yoga. Esta nueva experiencia fué la de sonreir a las adversidades, al dolor, a las caidas, al nerviosismo, a la inquietud y conectarme al humor. SI me caia, me reía; si me dolía la postura, me reia; si me agitaba, sonreía; si me enfadaba, sonreía.
Puede parecerte una locura, pero no es así es una ruptura de creencias y sé que resulta raro, pero igual que has integrado enfadarte si te duele ¿por qué no integrar una sonrisa si te duele?
Te aseguro que este cambio es el cambio más relevante que nunca antes vas a incorporar en tu vida.
Conclusión
No me creas nada de lo que e cuento, realmente ¿quien soy yo para que creas nada de mi?
Solo te hablo desde mi mirada y mi experiencia de muchísimos años en el dolor más absoluto, en enormes maltratos de hombres que me han tratado como un trozo de carne.
He tenido muchas relaciones tóxicas, inseguridades ocultas en personajes, un enorme vacío emocional que aprendí a desmontar a través de muchísimos libros, estudiso, certificaciones y sobretodo experiencias que transité y transmuté gracias al entrenamiento de mis emociones, mi mentalidad, mi fortaleza almica, mi amor propio y mi seguridad.
¡No te creas nada, al fin y al cabo, quien soy yo!
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