No sé si a ti también te han educado con la misma creencia, que a mí, esa creencia en la que de pequeños nos decían que ser egoísta era malo, que debíamos ser generosos, que debíamos compartir con los demás.
El egoísmo, en ese concepto de ponerte a ti en primer lugar, no es nada malo, es un mínimo para poder ofrecer a los demás desde la generosidad.
El egoísmo, en ese concepto de ponerte a ti en primer lugar, no es nada malo, es un mínimo para poder ofrecer a los demás desde la generosidad.
Nos han educado que ser egoísta, y pensar en nosotros o ponernos a nosotros en primer lugar, es algo que no debemos permitir, no debemos hacer.
Ser egoísta, durante muchos años, lo hemos asociado a un concepto desde mi punto de vista, erróneo y bastante alejado de lo que yo considero significa.
Nos han dicho que ponernos a nosotros en primera posición, no es de ser una persona generosa (claro justo la antítesis), que ponernos a nosotros por delante de otros.
Pero, déjame que te plantee mi concepto de egoísmo, y luego me dices si estás de acuerdo:
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Ponerme a mí en primer lugar, es garantizar estar en perfectas condiciones, para poder ofrecer desde la más sana generosidad, desde el ser, desde no hacerlo a cambio de nada, simplemente dar por el hecho de sentir que es lo natural, sin expectativas, sin necesidades de intercambio, dar porque sí, dar para regalar, para amar.
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Si no me atiendo, si no me presto atención antes de prestársela a los demás, si no me atiendo y me cuido, si no atiendo mi cuerpo, mis emociones, si no estoy sana, no puedo curar a los demás, si no estoy plena, no puedo ofrecer a los demás.
Atendernos, ponernos en el primer lugar de la vida, es un gesto de amor, no solo para nosotros mismos sino para las personas con las que nos relacionamos, para las personas con las que compartimos momentos durante el día.
Si yo me atiendo, me entiendo y puedo poner foco a mis propias necesidades, sin esperar que sean los demás quienes las atiendan.
Me gustaría matizar algo, estoy de acuerdo con el egoísmo cuando lo que pretende es ponerme en primer lugar de mi propia vida, pero solo cuando eso lo hago pensando también, en atender las vidas que me rodean ¡ojo!
Aquí tienes tu ejercicio de la semana:
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¿Qué quiero decir? Que egoísmo para mi, es atenderme en primer lugar, y poder ofrecer esa atención también a las personas de mi sistema, sin perder de vista que yo estoy en primer lugar, pero en atención, en cuidados y también en la responsabilidad de lo que pasa en mí.
Si estoy en primer lugar de mi vida, también soy la máxima responsable de lo que en ella acontece, soy la líder de mis actos, y por ello de mis resultados.
Si estoy en primer lugar, es para todo, no solo para cuidarme, y mimarme. Estoy en primer lugar para responsabilizarme de mis resultados, de mis actos, de lo que mi sistema recibe de mi, de lo que hago.
El egoísmo como centro de mi vida, equilibra nuestra alma, da equilibrio a nuestra esencia, y nos hace sentir que tenemos los mandos de nuestra cápsula interestelar. Seamos responsables de a donde la conducimos, y qué senderos elegimos para transitarla.
