La herramienta que utilizo en mis servicios individuales y programas, es el coaching pero ¿cual es el orígen del coaching? ¿Qué ofrece esta herramienta que no ofrece otras?

La respuesta es la mayeutica y te aseguro que es una de las herramientas que más opciones te va a abrir  en tu proceso. Te cuento más en este artículo.

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Orígen

El coaching ontológico tiene su cuna en la mayéutica de Sócrates.

Así que ya tenemos dos conceptos que desarrollar para entender un poco mejor qué es esto del coaching: mayéutica y Sócrates

 

Lo que no es coaching

Antes de continuar, quisiera dedicar un par de líneas a lo que no es coaching, únicamente para intentar, con todas las palabras, desmontar una visión que se tiene sobre esta potente y transformadora disciplina: muchos creen que el coaching, es ponerte unos pompones para animar a tu cliente diciéndole lo maravilloso que es, que puede con todo y que es poderoso, ejem, en resumen es esto precisamente, lo que no hace el coaching.  Ni somos animadores, ni oradores, ni Cheerleaders, así que no teniendo en cuenta este concepto, sigamos adelante.

 

Dicho esto, permíteme acercarte un poco más el origen del coaching.

 

Muchos escritos, posicionan como principal precursor de lo que hoy conocemos como coaching ontológico, a Sócrates.

Por ubicarlo cronológicamente, Sócrates nace en el año 420 a.C, y es a través de la observación de la labor de su madre, comadrona de profesión, o mayéutica como se denominaba en griego, que empieza a replicar dichas conductas con sus discípulos y alumnos.

 

La madre de Sócrates, a través de la mayéutica, se dedicaba a acompañar el proceso de las mujeres embarazadas, hasta el momento del parto. La labor de las parteras o mayéuticas, es la unión de ciencia y conciencia de ese proceso de dar a luz, como ellas le llaman.

 

Vídeo

 

 

Sócrates, empezó a replicar con sus alumnos, la forma en que la mayéutica acompañaba a las mujeres embarazadas al momento de alumbramiento, acogiendo dicho término debido a la asociación que él hacia con sus discípulos a la hora de unir el nacimiento de una nueva realidad, como lo hacen las parturientas cuando alumbran a los bebés.

 

La fórmula de estos “alumbramientos”, era, y sigue siendo a día de hoy la base del coaching ontológico, la formulación de preguntas al inconsciente, para la creación de nuevos escenarios, de nuevas realidades.

No puedo evitar reconocer que el proceso de preguntas al inconsciente que tiene esa enorme habilidad de esconderse todo el rato, es incómodo, y lo es porque el miedo, la vergüenza, la falta de confianza, ha hecho que escondamos en ese armario de inconsciencia muchos trapos “sucios”, que nos incomoda que alguien nos los muestre, y en cierta manera es lo que hace un coach con su cliente en una sesión, incomodarle eso sí, desde una gentileza y cercanía absoluta.

 

La labor principal del coach es acompañar a su cliente a través de preguntas sin juicios, a nuevos escenarios de posibilidades.

 

Tu Proceso de Coaching

 

El proceso de coaching es un viaje que coach y coachee hacen juntos al inconsciente de este último. El coach a través de preguntas, abre puertas de nuevas estancias de la casa, que permiten ver desde las gafas del observador, y con ello el cliente (o coachee) obtiene respuestas creadoras de nuevas realidades y sobretodo alumbradas- esta es la que une al coaching con la mayéutica, y sobretodo es la esencia del coaching ontológico.

 

La labor del coach es la realización de las denominadas preguntas bombón, que acceden a programaciones mentales del coachee o cliente también denominadas creencias.

Es a través de la conversación que se mantiene durante la sesión, que el cliente consigue desbloquear programaciones que le estaban impidiendo avanzar en el logro de su RETO. Como dice Humberto Maturana; “cambiemos nuestras conversaciones y cambiaremos nuestra vida”.

 

El coaching siempre trabaja en el PRESENTE,  tendiendo lazos al futuro, por ello nuestras conversaciones las hacemos por y para el RETO. No habla de PROBLEMAS ni de pasado. Cada sesión nace en el momento presente y con sentir del cliente, ni en pasados ni en otras personas que no sean el mismo cliente.

 

Dicen que este profesión, se puede resumir en una frase y es la de “gentil incomodador”, y tengo que decir que estoy muy de acuerdo. En las sesiones de coaching, el responsable de obtener las respuestas, es el cliente, el coach no da respuestas, ni orienta, ni mentoriza, ni juzga; el coach tiene la responsabilidad de hacer preguntas potentes y transformadoras para que el cliente encuentre nuevas vías en su programación mental, pero no da respuestas y sobretodo no juzga al cliente en ningún momento de su proceso.

 

Tengo que reconocer, que el proceso en sus inicios y hasta que conoces la metodología es incómodo, porque nos gusta que sean los demás los que nos den respuestas a nuestras preguntas, sin embargo, esta disciplina busca entrenar todas tus habilidades para que seas tu quien compita en la final, ¿entiendes la diferencia? Somos entrenadores de clientes en los que confiamos y nos responsabilizamos al 100 %. Por ello para que el proceso tenga éxito, es necesario que el cliente se responsabilice y comprometa en el mismo porcentaje del 100%. Si ves, la responsabilidad de coach y coachee es del 100% para cada parte del proceso, no se da en otro porcentaje, solo en 100-100.

 

La gran ventaja de esta metodología, es que una vez el cliente descubre esa nueva manera de ver, y empieza a tener el hábito de responsabilizarse de todo lo que no está logrando, o de lo que está sintiendo, alcanza un nivel de excelencia en su desarrollo emocional, difícil de igualar, que permanece en él para siempre.

 

A través de esta metodología reprogramamos nuestros programas mentales (y disculpa la redundancia) que nos limitaban, para instalar programas que nos abren la puerta de la autoconfianza que necesitamos para el éxito.

 

Es por ello, que esta metodología, requiere de un papel activo y responsable del cliente, para a través del entrenamiento con el coach, en las conversaciones que mantienen en las sesiones, lograr cruzar la meta que se ha propuesto mediante el compromiso de cada sesión. Esto es en definitiva una pincelada de cómo funciona el coaching ontológico.

 

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