Las heridas emocionales son anclajes de dolor de los que nos cuestan mucho desprendernos, sin embargo a pesar del dolor y de todo el sufrimiento que eso nos conlleva, nos hacemos esclavos de nuestras propias heridas. En este artículo de hoy te acerco las pautas de cómo cambiar las heridas emocionales por madurez.

¡Te lo cuento mejor en este artículo!



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La madurez en el mundo adulto

 

La primera vez que oí hablar del término madurez para un adulto pensé:

  • «No debe ser ese el término adecuado, una persona adulta es madura por naturaleza»

Claro, ahora lo pienso y sé perfectamente que la mayoría de dolores emocionales que tenemos los seres humanos son debido precisamente a este concepto de madurez, por ello hoy te quiero acercar este contenido.

 

A qué llamo madurez

 

La madurez es la capacidad de hacernos cargo de nosotros mismos, de nuestras necesidades, nuestros mimos, nuestros cuidados…en definitiva de amarnos inconddicionalmente y en la mayor expresión a los efectos de no tener que cubrir esta necesidad con «agentes externos».

Es el concepto más parecido al concepto de convertirnos en nuestra propia madre cuando nos convertimos  en adultos y tomar la decisión de hacernos cargo de nuestras quejas y nuestros miedos sin esperar como cuando éremos pequeñas que nuestra madre venga a acunarnos para que dejáramos de llorar.

Durante la infancia, todos hemos desarrollado heridas denominadas «emocionales», que en la edad adulta, no encontramos la manera de hacernos cargo y sanar por ello, nos comportamos eso sí inconscientemente como niñas malcriadas que lloramos cada vez que nos quitan el chupete.- y déjame que me explique.

¿Verías normal que a los 40 años lloraras por el recuerdo de cuando te quitaron tu muñeca preferida porque era de «bebés»? ¿No lo concibes verdad? De hecho solo la pregunta te sorprende por el poso de evidencia que hay tras ella, pero si me acompañas hasta el final de este artículo vas a ver que en realidad y desde nuestra absoluta inconsciencia, hacemos eso con las heridas emocionales de cuando eramos de edades incluso más avanzadas que cuando el momento chupete.

 

El vínculo inconsciente a tu herida

 

Imagína que de pequeña te desatendieran tus padres, o que tu lo sintieras así, independientemente de si fué un hecho o si fue una sensación, tu mente lo ha recogido como una realidad por ello el tratamiento es el mismo en este caso.

 

Si hubieras vivido esta situación, tu tendrías una herida y un dolor emocional que te provocaría un sufrimiento tremendo con una o más reacciones. Quizás un llanto, quizás una pataleta, quizás miedo, quizás susto y un esconderte debajo de la cama… esa situación es descosoladora para esa niña que en ese momento vive esa situación. El dolor solo puede sentirse en el presente y es tan lícito y profundo que ese dolor puede acompañarnos muchos años después de ese presente. A fin de cuentas seguimos siendo niños, sin herramientas para afrontar ese solor tan intenso.

 

Sin embargo, ese dolor (mejor dicho ese sufrimiento por ser escrupolosa con el lenguaje) se ha convertido ya en crónico y ha tejido una red que ha generado un vínculo entre el momento del dolor y tu actual momento presente, a eso es a lo que llamamos vínculo.

 

Lo curioso es que ese vínculo a veces lo seguimos manteniendo a los 20, 30, 40, 50 años incluso más, a veces ese vínculo es eterno y nos acompaña siempre. Si te das cuenta el sufrimiento ha aparecido en el momento en que te has situado en el pasado y es cuando detonas esa emoción tan desagradable. A veces el dolor sucede en el futuro creyendo que ese sufrimiento podrás cargar con ella en el futuro. El resumen es que el sufrimiento aparece en el pasado y en el futuro, ¿curioso verdad?

 

Video de la semana

 

Te lo cuento con más detalle en ese video

 

 

Qué puedes hacer con esta situación con la que has creado un vínculo

 

Como su nombre indica, el vínculo se genera a base del alimento de la relación que alimentas entre tu y la situación. Si esa relación con la herida no la hubieras alimentado (de nuevo inconscientemente), ese vínculo no lo habrías ido alimentando. Por ello, romper con ese vínculo lo que se viene definiendo con el laxo término de soltar, puede convertirse como un acto duro, largo y similar al desenganche de la droga y no es baladí que te ponga este ejemplo.

 

El vínculo con la parte tóxica de las heridas de la infancia tienen en mi opinión, una única manera de ser sanadas: a través de tu madurez emocional

 

La definición de madurez es el estado de una cosa que ha alcanzado su pleno desarrollo, o de una persona que ha alcanzado su mejor momento en algún aspecto. También la define la RAE como Estado de un fruto que ha alcanzado un desarrollo completo. Por ello no es casual que mi programa de desarrollo emocional se llame Vivir Solas porque en la medida en que nos hagamos cargo de nuestra madurez, estaremos logrando alcanzar el desarrollo como un ser completo.

 

Programa Vivir Sola

Aquí tienes el programa que te va a llevar a tu madurez emocional y a por fin deshacerte de tus apegos.